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Hoy, 19 de septiembre, se cumplen 120 años del inicio de una institución que, aunque transformada al compás de los tiempos, aún pervive en nuestro municipio: el hospital-asilo, hoy Residencia Nuestra Señora de Begoña.

Como sucede con otros muchos aspectos de nuestro municipio, su historia está todavía por escribir y su génesis presenta algunas lagunas. Al parecer, el hospital-asilo nació en 1896 como una institución benéfica de carácter privado, creada por las “fuerzas vivas” de Santurtzi, como era habitual a finales del siglo XIX, cuyo objetivo era paliar las necesidades asistenciales de la población más desfavorecida (pobres, huérfanos y ancianos).

Antes de su creación, las personas de nuestro municipio que necesitaban de tal asistencia eran ingresadas en la Santa y Real Casa de Misericordia de Bilbao, popularmente denominada La Misericordia. Este antiguo orfanato reconvertido en residencia de ancianos fue fundado en 1774. El edificio actual se construyó en el último tercio del siglo XIX sobre el solar de otro asilo, el de San Mamés, extinguido en la época de la desamortización. A su financiación contribuyó, al parecer, Cristóbal de Murrieta.

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En la documentación municipal aparece denominado como asilo de San Mamés porque su capilla estaba dedicada a este santo, un niño mártir que, según la leyenda, amansó a los leones a los que fue arrojado por sus verdugos. Este es el origen del nombre del estadio de fútbol del Athletic Club y el apelativo leones que reciben sus jugadores.

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Respecto a nuestro asilo, no puedo apuntar con certeza quiénes contribuyeron y cómo se constituyó la institución santurtziarra, de la que se tiene alguna vaga y confusa noticia en el periodo 1885-1895 referida a un barracón donde se aislaba a los enfermos de cólera sobre cuya ubicación hay opiniones dispares (Campo Grande, donde luego se edificaría el hospital San Juan de Dios, o Fontuso).

El 19 de septiembre de 1896 el párroco de San Jorge, Marcos de Aspizua, como presidente del Hospital-Asilo particular comunicaba oficialmente al alcalde que, hallándose habilitado dicho establecimiento para asilar en él a pobres desgraciados, según Reglamento aprobado por el Gobernador de la provincia, lo que pongo en conocimiento de su autoridad para los efectos de la ley y poder proceder a su apertura. La Junta acordaría el 21 de mayo de 1897 que la cuota diaria por asilado sería de una peseta con cincuenta céntimos.

De esa edificación no he encontrado imágenes claras e inequívocas porque, como he comentado antes, de la primera etapa del hospital-asilo hay muy poca información. Sin embargo, me atrevo a proponer, con muchas reservas, un candidato: un extraño edificio que aparece en una postal de 1903-1904.

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A comienzos del siglo XX, las crecientes necesidades asistenciales de la población aconsejan que la gestión del asilo sea asumida por el propio Ayuntamiento que, por otra parte, ya sufragaba la asistencia de los enfermos asilados en él por carecer de recursos económicos. Así pues, en 1904 se cede la titularidad del hospital-asilo particular al municipio y el Ayuntamiento decide reconstruir el edificio dotándole de mayor capacidad y mejores servicios.

El proyecto lo realiza el arquitecto municipal, Emiliano Pagazaurtundua, autor también de la casa consistorial  y de la casa para venta del pescado, y lo ejecuta Narciso Garay, contratista de obras, por la suma de 90.000 pesetas, de las cuales la Diputación subvencionó el 20%. La nueva construcción contaba incluso con gallinero y cuadra. El agua corriente llegaría en 1906 y aprovechando las obras se instaló una fuente pública para dar servicio al barrio de Fontuso. Separado del asilo, a la izquierda, se construyó o reformó una edificación preexistente (el referido barracón) para asistir a las personas con enfermedades infecciosas.

En las siguientes imágenes podemos ver:

  • una perspectiva desde lo alto de Fontuso o Cueto, de 1915 aproximadamente, con el asilo a la derecha y la casa para tuberculosos a la izquierda.

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  • una vista frontal, más tardía (de mediados de los años 30), en la que se aprecia la fachada, casi simétrica, articulada en cinco cuerpos más dos anexos a los lados: una doble logia o galería porticada a la izquierda y un edificio más bajo, del que desconozco su finalidad, a la derecha.

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Otra de las prestaciones que proporcionaba el hospital-asilo durante estos primeros años de existencia era la de ofrecer una comida caliente diaria a personas sin recursos, incluyendo a los alumnos más necesitados de la escuela pública, sobre todo en invierno. Todavía en 1935, el Ayuntamiento empleaba estas instalaciones para organizar comedores gratuitos como el que se puede ver en las siguiente imagen.

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Y, andando el tiempo, hacia 1918, surgiría la denominada sala cuna comunicada con el edificio principal por una pasarela elevada (a este espacio se le denominaba popularmente el túnel). Esta sala cuna, cuya función era cuidar durante el día a los hijos pequeños de los trabajadores, parece ser que estaba ubicada en el conjunto de casas para obreros subvencionadas por la benefactora Aurora Vildósola y proyectadas por el arquitecto, jarrillero de adopción, Santos Zunzunegui Echevarria en elegante estilo neovasco.

En el siguiente mapa se marca en rojo la ubicación aproximada de los edificios: el asilo señalado con el número 1, las casas para obreros con el 2 y el edificio para tuberculosos con el 3.

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Y con las siguientes fotos, fechadas en 1960, 1965 y comienzos de los años 70 del pasado siglo, nos podemos ubicar aún mejor. Se reconoce fácilmente el grupo 8 de marzo (antes Víctor Sáez) en las tres imágenes. Y en las dos primeras se puede ver, desde dos perspectivas opuestas, el grupo de casas para obreros.

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En febrero de 1914 el Ayuntamiento acuerda hacer desaparecer el carácter de hospital que tenía aún el hospital-asilo manteniendo su nombre tradicional. A la vez acuerda subvencionar al Santo Hospital Civil de Basurto con 500 pesetas anuales para que los enfermos de nuestro municipio puedan recibir asistencia en él.

La institución, ya municipal, se benefició de donaciones particulares, como la herencia recibida en 1913 de las acaudaladas próceres locales Eusebia Ubarri Capetillo (prima por parte de madre del conde de San José de Santurce, fallecida soltera en 1909) y de  la más conocida Aurora Vildósola de los Campos, fundadora del Patronato Santa Eulalia, que costeó las obras de ampliación del asilo y la construcción de la nueva capilla en 1924. Otra fuente de financiación fue la famosa rifa benéfica a la que ya he dedicado una entrada.

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La asistencia de los enfermos y ancianos se encomendó a religiosas de la orden de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul entre las que destacó sor Natividad Homedes, a la que se dedicó una calle en las proximidades del asilo en 1961.

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Bruno Alegría Corral (Burgos, 1884 – Santurtzi, 1973), que ejerció como médico titular del municipio entre 1918 y 1954, era el que velaba por la salud de los acogidos en el asilo.

Bruno Alegría

A finales de los años 60 del siglo XX se percibe la necesidad de modernizar tanto el edificio como las prácticas asistenciales. Se busca una nueva ubicación, que se encontrará en el barrio de Villar. A comienzos de 1970 se procede a la enajenación y agrupación de diversas fincas para construir un nuevo asilo, denominado desde ese momento residencia de ancianos. El 25 de junio de ese año se acuerda crear la Fundación Pública del Servicio de la Residencia de Ancianos de Nuestra Señora de Begoña (desconozco el porqué de la elección de esta denominación) y se aprueban sus estatutos. Y el 1 de febrero de 1971, hace 45 años, el Ayuntamiento da cuenta de la resolución del Ministerio de Gobernación que aprueba el expediente de creación de la referida fundación pública y se nombra la primera  junta de gobierno de la refundada institución. Con la construcción de la sede actual y el traslado de los ancianos ingresados el viejo edificio queda sentenciado. En su antigua ubicación permanecerá en funcionamiento la capilla hasta 1976.

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Con el tiempo los estatutos se reformarán, adecuándose de nuevo a los tiempos, y desde 1995 la institución es un organismo autónomo local denominado Residencia Nuestra Señora de Begoña.

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Como siempre, toda colaboración para corregir, precisar o completar la escasa e imprecisa información que he encontrado sobre el hospital-asilo será bien recibida.

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El Patronato de Santa Eulalia surge de la generosidad de su fundadora, Aurora Balbina Adela Vildósola de los Campos, nacida en Santurtzi en 1856 y casada también en Santurtzi el 10 de diciembre de 1877 con el acaudalado indiano Eulalio Luis Arana Mendiolea, nacido en Sestao el 10 de diciembre de 1842 y fallecido en Santurtzi en 1906. De su matrimonio no tuvieron descendencia. Aurora falleció en Madrid en 1932. De sus respectivas genealogías redactaré una entrada en otro momento.

Eulalio Luis Arana

Aurora Vildósola fue para el Santurtzi del primer tercio del siglo XX el equivalente a Cristóbal Murrieta, una piadosa viuda y generosa benefactora que realizó diversas labores en favor de los menos favorecidos colaborando en la Junta de Gobierno del hospital-asilo municipal y en la creación de escuelas y de casas para las familias más humildes. Recibió diversos homenajes por la importante labor humanitaria realizada a lo largo de su vida. El Patronato fue su obra cumbre.

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Se trata de una fundación con la que Aurora Vildósola quiso perpetuar la memoria de su difunto esposo Eulalio, bautizado con ese nombre en honor de Santa Eulalia de Mérida, cuya fiesta se celebra el día 10 de diciembre, fecha de su martirio (Eulalio nació un 11 de diciembre).

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Para el cumplimiento de los fines del Patronato Santa Eulalia se establecen desde sus inicios dos entes diferenciados pero inseparablemente unidos: la Junta y el Colegio de Santa Eulalia, cuya primera piedra se colocó el 10 de diciembre de 1911 según el proyecto firmado por el arquitecto José María Basterra Madariaga.

En 1914 el Patronato comenzó su actividad como centro destinado a la educación de la infancia menos favorecida de los municipios de Santurtzi y Sestao, lugar de origen de sus fundadores, y es por ello que este año celebra su centenario.

logosEl 7 de abril de 1923 el Patronato Santa Eulalia suscribe un convenio con la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, fundada el 29 de noviembre de 1633 por San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac. Es una Sociedad de Vida apostólica en comunidad por lo que renuevan sus votos anualmente el día de la Encarnación (excepto los años que cae en tiempo de Cuaresma). Pero antes estuvo a cargo de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, durante los primeros cinco años, y los Hermanos de los Sagrados Corazones (frailes corazonistas), los tres siguientes.

HijasEn aquel texto se detalla que a las Hijas de la Caridad “corresponde todo lo referente a la educación e instrucción cristiana y literaria de todos los niños, que estén en el citado Patronato, y la alimentación y el remedio de todas las necesidades, de cualquier género que sean, de los alumnos internos. Se detalla que “los alumnos pueden ser internos y externos: todos deben ser pobres y además los internos deben ser huérfanos” en un texto en el que se detallan las diversas tareas que corresponden a las hermanas y aspectos relativos al funcionamiento del Colegio.

Monjas del Patronato

Niños internos del Patronato

El 31 de octubre de 1923 Aurora Vildósola firma la escritura notarial por medio de la cual el Patronato adquiere la condición de persona jurídica de carácter particular y naturaleza permanente “con objeto de proporcionar gratuitamente, albergue, alimentación y estudios de primera enseñanza, basados en la Religión Católica, y nociones de comercio, a los niños varones huérfanos de legítimo matrimonio canónico que se admiten en calidad de alumnos internos, y también las mismas enseñanzas a aquellos que, aún sin el requisito de huérfanos, se admiten como alumnos externos”.  En ella se detallan los bienes que destina a la fundación:

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La propia Aurora Vildósola dirige el Patronato hasta su fallecimiento. Sus atribuciones pasan entonces a su hermana Carmen. Tras fallecer el 28 de diciembre de 1953, entra en funciones la Junta de Administradores designada por la misma fundadora, que celebra su primera reunión en Santurce el 21 de abril de 1954. A partir de ese año el Obispo de la Diócesis de Bilbao será el patrono de la Fundación. En la misma Junta se recuerda que todos sus cargos “serán de duración indefinida, y meramente voluntarios y honoríficos” además de que la misión de los administradores pasa por atender “la buena marcha de gastos e ingresos de la fundación”, entre otras tareas, o “preocuparse por el régimen de educación e instrucción de los niños acogidos”.

Desde 1952, el colegio es un centro privado concertado. En 1975 la vertiente asistencial de los huérfanos es asumida por organismos públicos lo que permite al Patronato a dedicarse plenamente a las funciones educativas. Se convierte en un centro educativo femenino en 1977 y mixto unos años más tarde, en 1985. Es reseñable que en 2013 ha logrado el Premio Vasco a la Calidad Q de Plata.

Hay que reconocer que, tras cien años de existencia, el Patronato sigue muy vivo y muy presente en el municipio, que no se ha convertido en un recuerdo más, de esos que con el tiempo caen en el olvido, aunque con Eulalio y Aurora la memoria colectiva no ha sido tan generosa.

placa-3Para ver más fotos antiguas del Patronato (y otras 7.000 más de Santurtzi) os recomiendo visitar la web Santurtzi : Argazkiak-Fotografías

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El colegio Santa María – Hijas de la Cruz va a festejar por todo lo alto el 150 aniversario de su actividad asistencial y docente en Santurtzi. Los actos comienzan este viernes 21 de enero con la participación de los 500 alumnos del centro que conformarán una gigantesca cadena que rodeará todo el perímetro del centro escolar. Al día siguiente, se celebrará un acto institucional al que acudirán, entre otros, la consejera de Educación, el obispo de Bilbao, el presidente de la Red de Escuelas Cristianas de Euskadi, el alcalde de Santurtzi y la presidenta de la Asociación Clara Campoamor, Blanca Estrella Ruiz Ungo, antigua alumna.

Durante el acto de apertura del ciclo de actividades que van a tener lugar a lo largo de los próximos meses se va a proyectar un documental realizado por nuestro vecino José Antonio Seoane, del cual ya hemos hablado en este blog. Próximamente se podrá visualizar una versión reducida en youtube.

Las celebraciones continuarán tras Semana Santa con exposiciones y conferencias sobre la labor de la congregación. Una carrera popular y una misa multitudinaria oficiada por el obispo de Bilbao cerrarán los actos.

Para conocer la historia del colegio, tenemos que remontarnos hasta mediados del s. XIX. La congregación de las Hijas de la Cruz, fundada en 1807 por el sacerdote San Andrés Huberto Fournet (1752-1834) y Santa Juana Isabel Bichier des Ages (1773-1838), se había extendido por buena parte del sur de Francia, especialmente el País Vasco Francés.

Cristóbal de Murrieta oye hablar del buen hacer de las hermanas, que habían sido llamadas a Bilbao para atender un orfanato, una escuela y un taller para niños pobres en 1859.

Conoce al capellán de las Hijas de la Cruz de Bayona, el Sr. Quevedo, que había intervenido en la instalación de la congregación en Bilbao y recurre a él para que medie ante el Superior General a fin de que envíe religiosas a Santurtzi, con el fin de atender, educar y formar para el trabajo a 22 huérfanas y niñas pobres de Santurtzi, Portugalete y Mercadillo (Sopuerta), que se financiará mediante una fundación instituida y dotada de medios económicos por él mismo.

Así, a finales de 1860 llegan a Santurtzi las primeras cinco hermanas, que en 1861 comienzan su labor asistencial y docente, que ha perdurado en esta última faceta hasta la actualidad.

En los años siguientes se van perfilando y asentando los objetivos de la Fundación:

-la educación cristiana, elemental y gratuita de las jóvenes.

-crear un establecimiento de caridad como internado para niñas huérfanas y abandonadas, de estos municipios.

-las clases externas serán gratuitas, se enseñará lectura, escritura, cálculo y trabajos manuales útiles para ellas, pero el alma de toda su enseñanza será la religión católica

-en el caso de las huérfanas, las hermanas les formarán:

  • en diversos trabajos de aguja
  • en los quehaceres de la casa
  • en la lectura, escritura y cálculo
  • en la instrucción en las verdades y prácticas de la religión católica

Más tarde, el colegio abrió un internado para niñas y jóvenes de otras localidades. Se fueron adaptando las enseñanzas impartidas a los distintos sistemas educativos y a las necesidades de los tiempos.

El 18 de mayo de 1930 se inauguró un nuevo edificio (el que tiene su acceso por la calle Las Viñas) que había sido financiado por Aurora Bildosola, benefactora del Patronato de Santa Eulalia.

El colegio pagó su tributo a las costumbres de la época y durante varias décadas estuvieron separadas las alumnas de pago de las gratuitas. Así fue hasta que, en el curso 1966-1967, estando de Directora y Superiora una hija del pueblo, se hizo la fusión total, volviendo al espíritu de los fundadores. En este contexto es interesante mencionar un apelativo empleado para denominar cariñosamente a los alumnos de corta edad: los cagonillos.

Su origen está narrado en la obra Monólogos de una sardinera santurzana. En principio, se trataba de un colegio para niñas pero admitía niños hasta los seis años para aprender las primeras letras. Al cumplir esa edad debían abandonar el colegio y acudir, si podían, a la escuela pública, la ubicada desde finales del siglo XIX en donde en la actualidad está el euskaltegi y la escuela de idiomas. Pues bien, a esas aulas mixtas de niños y niñas de corta edad (también llamados párvulos o parvulitos) ubicadas en el colegio de la Cruz se las denominaba popularmente la escuela de los cagonillos y de ahí la denominación pasó al espacio inmediatamente adyacente al colegio, su patio de recreo.

El término cagonillo para referirse a esos párvulos fue introducido y empleado por una de las monjas, de origen navarro, que atendía a los más pequeños de los entonces mal llamados «sin pago». Estos niños ocupaban la clase que da al patio de entrada por la Escuela de Náutica y tenía su recreo justo delante de esa clase, enfrente de la capilla, en el hueco que hay entre el edificio de la Escuela de Náutica y el colegio de las Hijas de la Cruz. No a todos los parvulitos se les llamaba así: a los “de pago» se les llamaba francesitos y su recreo estaba en el patio interior, el grande, del colegio. Las clases y patios de recreo de los alumnos “de pago” estaban completamente separadas de las clases y patios de recreo de los alumnos «sin pago» hasta el curso 1966-1967.

En el curso 1996-1997, respondiendo a las exigencias de las nuevas reformas educativas, el colegio se hace mixto en su totalidad y se inicia la colaboración con el Patronato de Santa Eulalia para impartir la formación correspondiente a la ESO.

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